El milagro de la partición de la luna en dos

Una de las tantas veces en que Dios realizó milagros a través del Profeta, sucedió que los habitantes de la Meca exigieron ver un milagro de Muhámmad, para que mostrara la veracidad de su profecía.  Dios dividió la luna en dos mitades separadas y luego las volvió a unir.  El Corán registró ese evento:

“El Día del Juicio está próximo, y [como señal de ello] la Luna se partió en dos [cuando los incrédulos de La Meca le pidieron al Profeta Muhámmad un milagro]”

(Corán 54:1)

El Profeta Muhámmad recitaría luego estos versículos del Corán en las oraciones comunitarias del viernes y de ambos Eid.  ¡Si este evento jamás hubiese ocurrido, los musulmanes habrían dudado de su religión y muchos la habrían abandonado! Los mecanos habrían dicho: “el profeta es un mentiroso… ¡la luna nunca se partió, y nosotros nunca la vimos partirse ni unirse!”.  En cambio, los creyentes fortalecieron su fe y la única explicación que encontraron los mecanos incrédulos fue decir ‘¡es magia!’.

“Pero cuando contemplaron dicho signo, se rehusaron a creer y dijeron: Esto es magia poderosa.  Desmintieron [ la Verdad ] y siguieron sus pasiones.  Y sabed que la fe de los hombres [y su destino] ya ha sido decretada.”

(Corán 54:2-3)

El milagro de la división de la luna fue presenciado por muchos testigos oculares, y transmitido a través de una cadena ininterrumpida de estudiosos confiables, tantos, que es imposible que pudiera ser falso (a esto se denomina hadiz mutawátir).

Un escéptico podría preguntar:¿Acaso tenemos alguna evidencia histórica independiente que sugiera que la luna alguna vez se haya separado en dos partes?  Después de todo, las personas alrededor del mundo deben de haber visto este evento maravilloso y lo deben haber registrado de una manera u otra.

Existen dos respuestas a esta pregunta.

Primero, las personas alrededor del mundo no podrían verlo porque, mientras esto ocurría, en muchos lugares era de día, muy tarde por la noche, o el comienzo de la mañana.  La tabla siguiente nos dará una idea del tiempo en el mundo correspondiente a las 9:00 p.m. en la cuidad  de La Meca.

La Meca

9:00 p.m.

India

11:30 p.m.

Reykjavik, Islandia.

6:00 p.m.

Washington D.C.

2:00 p.m.

Río de Janeiro

3:00 p.m.

Tokio

3:00 a.m.

Beijing

2:00 a.m. 

 

Además, es probable que un gran número de personas no lo vieran porque no existen razones para estar mirando el cielo durante toda la noche.  Aun cuando algunos lo hayan visto, no significa necesariamente que lo hayan creído ni que hayan guardado un registro escrito de este hecho, sobre todo cuando muchas civilizaciones de esa época no conservaban su propia historia por escrito.

Segundo, sí contamos con una independiente, asombrosa e histórica evidencia que corrobora este maravilloso evento, proporcionada por un rey indio de la época.

Kerala es un estado de India, se extiende por unos 580 kilómetros[1]  a lo largo de la Costa de Malabar en el lado del sudoeste de la península india.  El Rey Chakrawati Farmas de Malabar, era un rey de la dinastía Chera.  Él registró haber visto la división de la luna.  El evento se encuentra documentado en un manuscrito que reposa en la India Office Library, en Londres, bajo el número de referencia: Árabe, 2807, 152-173.[2]  Más tarde, un grupo de comerciantes musulmanes que pasaron por Malabar en su viaje a China hablaron con el rey acerca de cómo Dios había apoyado al profeta árabe con el milagro de división la luna.  El rey asombrado dijo que él también lo había visto con sus propios ojos, entonces nombró regente de su estado a su hijo, y se dirigió a Arabia para encontrarse con el Profeta personalmente.  El rey de Malabar se encontró con el Profeta, pronunció los dos testimonios de fe, se instruyó en los elementos esenciales de fe, pero falleció antes de regresar a la India y fue enterrado en la ciudad portuaria de Zafar[3], en el Yemen.

Se dice que el contingente regresó acompañado por un musulmán, Malik Ibn Dinar, y continuaron hacia Kodungallure, la capital Chera, construyendo allí la más antigua mezquita de la India en el año 629 d.C., la cual todavía existe.

La noticia de que el rey había aceptado el Islam se dispersó por Kerala, donde las personas comenzaron a aceptar el Islam.  Las personas de Lakshadwip y Moplas (Mapillais) de la provincia de Calcuta de Kerala que aceptaron el Islam fueron muchas a partir de esos días. 

El avistamiento del milagro en la India, y la reunión del rey indio con el Profeta Muhámmad también se encuentran registrados en las fuentes históricas musulmanas.  El famoso historiador musulmán, Ibn Kazir, menciona que el milagro de la división de la luna fue reportado en muchas regiones de India[4].  Así mismo, los libros de hadiz han documentado la llegada del rey indio y su encuentro con el Profeta.  Abu Sa’id al-Judri, un compañero del Profeta Muhámmad, narró:

“El rey indio vino al Profeta con un frasco de jengibre.  Los compañeros lo comieron pedazo por pedazo.  Yo tomé un bocado también”.[5]

El rey fue considerado así un Sahabah (término usado para designar a una persona que conoció al Profeta y murió como musulmán) y su nombre fue registrado en el mega-compendio que describe las crónicas de los compañeros del Profeta[6].

El viaje nocturno y la ascensión a los Cielos

Unos meses antes de la emigración de La Meca a Medina, Dios transportó a Muhámmad una noche desde la Gran Mezquita de La Meca, hasta la Mezquita Al-Aqsa en Jerusalén, un viaje que demandaba cerca de un mes si era hecho por el desierto en una caravana, dados los 1.230 Km. de distancia. Desde Jerusalén, el Profeta ascendió a los cielos, pasando los límites del universo físico para estar en la presencia divina, encontrarse con Dios, y dar testimonio de Su Grandiosidad.  Cuando estuvo de regreso en La Meca, el Profeta (SAW) relató lo sucedido y pudo demostrar la veracidad de sus palabras de dos maneras.  Primero, el Profeta (SAW) describió las caravanas que divisó de regreso a La Meca, dijo dónde estaban y cuándo podría esperarse que llegaran; y cada una llegó como el Profeta había predicho, y los detalles fueron como él los había descrito.’[7]  Segundo, él jamás había ido antes a Jerusalén, sin embargo describió la Mezquita al- Aqsa a los escépticos que le reclamaban detalles de lo que había visto.

Este viaje místico se menciona en el Corán:

“Glorificado sea Quien transportó a Su Siervo durante la noche, desde la Mezquita Sagrada [de La Meca] a la mezquita lejana [de Jerusalén] cuyos alrededores bendijimos, para mostrarle algunos de Nuestros signos.  Él es Omnioyente, Omnividente.”

(Corán 17:1)

“¿Acaso vais a desmentir lo que vio?  Sabed que ciertamente ya le había visto [al Ángel Gabriel] en otro descenso, junto al loto que demarca el límite [de los siete cielos], donde se encuentra el jardín de la residencia eterna [el Paraíso].  [Cuando el Profeta Muhámmad, la noche del viaje nocturno y la ascensión, estuvo allí] El loto fue cubierto, y su mirada no se desvió [de lo que debía mirar], ni tampoco se extralimitó.  Y por cierto que contempló algunos de los más grandes signos de su Señor.”

(Corán 53:12-18)

El evento también es confirmado mediante de testimonios oculares transmitidos de generación en generación, a través de una cadena ininterrumpida de estudiosos fiables (hadiz mutawátir)[8].

  1. “Kerala”. Encyclopedia Britannica de Encyclopedia Britannica Premium Service. (http://www.britannica.com/eb/article-9111226)
  2. Esta historia aparece en el libro “Muhámmad Rasulullah” de Muhámmad Hamidullah: “Esta es una Antigua tradición de Malabar, costa sudoccidental de India. Se relata que Chakrawati Farmas, uno de sus reyes, habiendo observado partirse la luna, fue luego informado de que se trataba de un milagro del Profeta de La Meca, entonces deseó conocer al Mensajero de Dios que se encontraba en Arabia, estableció a su hijo como regente y partió para encontrarse con el Profeta. Se convirtió al Islam de la mano del Profeta, y cuando emprendió el viaje de regreso murió cerca del Puerto de Zafar, Yemen, donde su tumba fue por mucho tiempo lugar de piadosa visita”.
  3. ‘Zafar: en la Biblia, Sephar, también nombrado como Sapfar, o Safar, antiguo lugar de Arabia localizado al suroeste de Yarim en el sur de Yemen. Fue la capital de los Himyaritas, una tribu que fue poderosa en el sur de Arabia entre el 115 a.C. y el 525 d.C.; cuando cayeron bajo el dominio Persa (575), Zafar fue una de las ciudades más importantes del sur de Arabia; de hecho, es nombrada no sólo por los cronistas árabes, sino también por griegos y romanos. Luego de la desaparición del reino de Himyar, y con el surgimiento del Islam, Zafar gradualmente entró en decadencia’. Ver “Zafar”, Enciclopedia Británica (http://www.britannica.com/eb/article-9078191).
  4. ‘Al-Bidaya wan-Nihaya,’ de Ibn Kazir, vol 3, p. 130.
  5. Trasmitido por Hakim en ‘Mustadrik’ vol 4, p. 150. Hakim dijo: ‘No he registrado otro relato donde el Profeta comiera jengibre’.
  6. ‘Al-Isaba’ de Ibn Hayr, vol 3. p. 279 y ‘Lisan ul-Mizan’ de Imam al-Dhahabi, vol. 3 p. 10 bajo el nombre ‘Sarbanak’, nombre con el que lo conocieron los árabes.
  7. ‘Muhámmad: su vida basada en las fuentes más antiguas’ de Martin Lings, p. 103.
  8. Cuarenta y cinco compañeros del Profeta narraron el viaje a Jerusalén y la ascensión a los cielos. Ver el trabajo de los maestros del ahadiz: ‘Azhar al-Mutanathira fi al-Ahadith al-Mutawatira’ de as-Suyuti p. 263 y ‘Nadhm al-Mutanathira min al-Hadith al-Mutawatir’, de al-Kattani, p. 207.