“Muhammad no es el padre de ninguno de vuestros hombres, sino el Mensajero de Allah y el sello de los Profetas; y Allah es Omnisciente”
Lo que se quiere decir aquí por “la universalidad del Islam” es el hecho de que el Islam es para todas las épocas y lugares. Sin importar quién sea o dónde pueda estar una persona, el Islam podría ser su religión y su forma de vida. Esto es tan cierto para aquellos que vivieron durante la vida del Profeta, que la paz y las bendiciones de Dios sean con él, como para quienes vivan en el 2525 –si Dios quiere que haya tal año–.
El entendimiento correcto de este punto gira alrededor de varios temas. El primero de importancia es el fin de la profecía como le fue otorgado al Profeta Muhammad. El segundo tiene que ver con la perfección de la religión y la forma en que es capaz de guiar a la humanidad en todas las épocas.
El final de la profecía
Dios decretó que el Profeta Muhammad sería Su último Mensajero. Dios dice:
(Corán 33:40)
El mismo Profeta Muhammad dijo:
“He sido enviado para toda la creación y soy el sello de todos los Profetas”.
(Sahih Muslim)
Y también dijo:
“Los Hijos de Israel fueron liderados por los Profetas; cada vez que un Profeta moría era sucedido por otro. Pero he aquí que no habrá Profeta después de mí”.
(Sahih Al-Bujari, Sahih Muslim)
Así, ha venido finalmente el Profeta que ha declarado explícitamente ser el Profeta final. Los Profetas que antecedieron al Mensajero –hasta donde podemos ver por lo que se ha narrado de ellos– nunca proclamaron tal cosa respecto a sí mismos. Así por ejemplo, en Deuteronomio 18:17-19, Dios le dice a Moisés: “Levantaré entre sus hermanos un Profeta como tú” en el futuro. En el Nuevo Testamento, en Juan 14:15-16, Jesús habla de “otro Consolador” que sería enviado por Dios. (También en Juan 16:7-8 y Juan 16:12-13 Jesús habla de alguien que vendría en el futuro.) Por otro lado, el Profeta Muhammad dejó muy claro que ningún Profeta vendría después de él.
Habiendo sido enviado como el Mensajero final para la humanidad, debió haber algunos aspectos que fueran únicos respecto a este último Profeta. Estos aspectos incluyen:
Primero, ya que nadie podría venir después a corregir ningún error o distorsión, la revelación recibida por el último Profeta debía ser preservada en su pureza más prístina. Esto, obviamente, está más allá del alcance de este artículo, pero un estudio de la historia del Corán y de la Sunnah demostrará que ambos han sido preservados minuciosamente.
Segundo, la naturaleza de la “señal” del último Profeta debería también ser diferente. Esto porque esta señal tendría que afectar no sólo a la gente que vivió durante la época del Profeta, sino también a todos aquellos que vendrían después. La “señal” del Profeta Muhammad fue el Corán, y su naturaleza milagrosa aún puede ser apreciada hoy día, y continuará siendo apreciada en el futuro.
Tercero, este Profeta final no podría ser enviado simplemente para una comunidad entre toda la humanidad, pues entonces cada comunidad tendría su Profeta final y así discreparía con los demás. Este Profeta final tiene que ser enviado para toda la humanidad, poniendo fin a la sucesión de Profetas y sirviendo al mundo entero. El Profeta Muhammad fue el único Profeta que hizo saber que no había sido enviado a un pueblo determinado, sino para todos los pueblos de la tierra. Los judíos, por ejemplo, se consideran a sí mismos una raza elegida y que su mensaje está dirigido sólo a ellos. Así, muchos judíos ortodoxos no creen en hacer proselitismo de su fe. El Nuevo Testamento también deja claro que la misión de Jesús era para las Tribus de Israel. Mateo 10:5-6 dice:
“Jesús envió a estos doce con las siguientes instrucciones: No vayan entre los gentiles ni entren en ningún pueblo de los samaritanos. Vayan más bien a las ovejas descarriadas del pueblo de Israel”.
Se dice que Jesús le dijo a la mujer cananea cuando le pidió ayuda,
“No fui enviado sino a las ovejas perdidas del pueblo de Israel”. (Mateo 15:24)[1]
Esta misión limitada de Jesús también se afirma en el Corán (61:6). En el caso del Profeta Muhammad, sin embargo, Dios dice:
“Dí [¡Oh Muhammad!], ‘¡Oh, hombres! Ciertamente soy el Mensajero de Dios para todos vosotros…’”
(Corán 7:158)
Otro versículo dice:
“Y no te enviamos [¡Oh, Muhammad!] sino como albriciador y amonestador para todos los hombres”
(Corán 34:28)
Y hay más versículos que afirman lo mismo. El Profeta Muhammad también declaró que fue distinguido de entre los Profetas anteriores en cinco formas. La última que mencionó fue:
“[Antes] un Profeta era enviado sólo para su propio pueblo, pero yo he sido enviado para toda la humanidad”.
(Sahih Al-Bujari y Sahih Muslim)
Cuarto, las leyes y enseñanzas de su mensaje tienen que ser fijas en temas que necesitan fijarse para toda la humanidad hasta el Día del Juicio, y deben ser flexibles o susceptibles a adaptación en aquellas materias que necesitan estar abiertas al cambio dadas las circunstancias cambiantes de la humanidad. Esto se discutirá con más detalle más adelante.
En todos estos puntos, uno ve que es el mensaje del Profeta Muhammad el que cumple con todos estos criterios. Más aún, todos estos aspectos hacen claro que el Profeta Muhammad está calificado y es suficiente para ser el Mensajero de toda la humanidad, y que la religión que toda la humanidad debe aceptar es el Islam.