Es evidente a partir de todo lo expuesto la realidad de las características de la profecía, sus señales y pruebas, y las señales del profeta Muhammad. Antes de comenzar a hablar sobre las características del sello de la profecía, debe saber que Allah envía a los Mensajeros con alguna de las siguientes razones:

1. Que el mensaje del Profeta esté dirigido específicamente a un pueblo en particular en el que Mensajero en cuestión no está obligado a transmitir su mensaje a los pueblos vecinos, y que Allah envía otro Profeta con un mensaje especial para el otro pueblo.

2. Que el mensaje del Profeta anterior se haya extinguido, en cuyo caso Allah envía otro Profeta que revivirá la religión de ese pueblo.

3. Que la Ley del Profeta anterior sea válida solo para ese tiempo y que no sea apta para períodos subsiguientes, entonces Allah envía otro Mensajero con otra Ley que será adecuada para otro tiempo y espacio específicos. Sin embargo, la Sabiduría de Allah implica que Él envía a Muhammad a toda la humanidad con un Mensaje que es adecuado para todo tiempo y lugar y para protegerlo de la alteración y la tergiversación, para que así permanezca como Su mensaje vivo mediante el cual la gente vivirá y que será puro y libre todo cambio y alteración. Fue por esta razón que Allah lo convirtió en el sello de todos los Mensajes. [1]

Entre las razones con las que Allah distinguió a Muhammad está que lo hizo el sello de todos los Profetas después del cual no vendría ningún otro Profeta. Esto es porque Allah completó con él todos los Mensajes, culminó con él todas las Leyes, perfeccionó con él la estructura y actualizó su carácter profético y la Profecía de Jesucristo cuando dijo:

“¿No han leído cierta Escritura? Dice así: La piedra que los constructores desecharon llegó a ser la piedra principal del edificio; ésa fue la obra del Señor y nos dejó maravillados”.[2]

El Reverendo Ibrahim Jalil, que se convirtió al Islam, consideraba este texto como un equivalente de las palabras del Mensajero de Allah: “Ciertamente, el ejemplo de mi persona y de los Profetas que me antecedieron es como el de un hombre que ha construido y adornado perfectamente una casa excepto que le falta un ladrillo en un rincón. La gente la recorría y admirada decía: ¿Por qué no poner el ladrillo que falta? Él les respondía: ‘Yo soy el ladrillo y soy el sello de los Profetas’.”[3]

Es por esta razón que Allah hizo el Libro que Muhammad trajo como testigo de todos los Libros anteriores y a la vez los abrogó. De igual forma que hizo que la ley de Muhammad anule todas las leyes anteriores. Allah garantiza la protección de su Mensaje, el cual fue transmitido exitosamente. El Corán fue así transmitido de generación en generación de la misma manera que la implementación práctica de las enseñanzas de esta religión y sus actos de adoración.

Toda persona que lea la biografía del Profeta y sus tradiciones sabrá que sus compañeros conservaron para la humanidad todas las situaciones, dichos y acciones de Muhammad. Ellos transmitieron sus actos de adoración para con su Señor, su lucha por Su causa, su recuerdo de Allah y su búsqueda de perdón. Ellos transmitieron su generosidad, valentía, su relación con los compañeros y visitantes. También transmitieron su alegría, su tristeza, sus viajes, sus angustias, sus modales al comer, beber y vestir y cómo se mantenía despierto y cómo dormía. Cuando conozca todo eso, sabrá con certeza que esta religión está garantizada por la protección de Allah y luego sabrá que él es el último de los Profetas y Mensajeros; pues Allah nos ha dicho que este Mensajero es el último de todos los Profetas. Dice en el Sagrado Corán:

“Muhammad no es el padre de ninguno de vuestros hombres, sino el Mensajero de Allah y el sello de los Profetas; y Allah es Omnisciente.”

(Corán 33:40.)

Muhammad dijo sobre sí mismo:

“Fui enviado para toda la humanidad y soy el sello de todos los Profetas”.

Ahmad y Muslim.

Ahora definamos el Islam y expliquemos su esencia, sus fuentes, sus pilares y sus distintos grados.

  1. Al-Aqidah At-Tahaawiyya p. 156; Lawaami‘ul anwaar, 2 p. 269, 277; y Mabaadi’ul-Islaam p. 64.
  2. Mateo 21:42.
  3. Ver “Muhammad en la Tora, el Evangelio y el Corán” por Ibrahim Jalil Ahmad, p. 73. El Hadiz fue registrado por Al-Bujari y Muslim.